viernes, 11 de julio de 2014

Magnifica quietud.

Magnifica quietud, bello y pulcro salón sobrecogedor, benditos ángeles que levitan sobre las nubes del techo, tiernos planetas que bailan en torno a aquel solemne sol en la mesa de centro, gloriosos ejércitos descansan en los tableros de ajedrez, bellas flores arcoíris sobre y bajo todo, purísimos ventanales que dan al hermoso jardín con sus piletas, bancas plantas y adoquines, ah, qué maravilla, la risa del colibrí, el aroma de la alegría, la sensación de enamoramiento permanente, las caricias del todo para contigo, la esperanza de ser feliz, las pinturas barrocas en los grandes muros megalíticos que observo desde mi trono, con calma… de pronto el silencio nace y abre grietas en las paredes, se caen las estrellas, el viento frio, lentamente, se apodera del corazón de las cosas, las sombras avanzan, penetrando en mi sublime opio, caen en pedacitos sanguinolentos ante mis ojos, se vuelven bestiales, me sonríen sarcásticos y se marchan, para no volver, las sombras se iluminan, destruyen mi fantasía y me traen a la tenebrosa realidad, los ángeles muertos a mi lado, ahogados en la mierda, de miles, millones de drenajes, ahogados en la sangre, de cientos de naciones destripadas , los huesos en los maceteros, el salón en ruinas, no son más que una silueta, que un bosquejo de la temible realidad, miro los ventanales que dan directo al cielo gris/rojizo, de esta basura que se cuelan hasta tus pulmones, las bancas, los bosques sagrados encendieron las hogueras, mi hoguera que me aguarda… lloro entre estos despojos, cuando, desde lo lejos, escucho esos murmullos, ya tan familiares, que ascienden, que ascienden volcándose en gritos iracundos, de seres que sin conocer si quiera mi nombre, me desprecian y persiguen, pues, su única certeza es mi condena, saben que imagino, respiro y sangro y eso se opone a los dogmas que les han impuesto, por lo que yo soy su enemigo y debo huir, entre los oscuros cielos de la noche, entre los áridos desiertos que son sus ciudades, entre los fríos glaciares y cuando logro perderles al fin el rastro cierro mis ojos y sueño… con el fin.

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